
Esta mañana del 26 de
octubre de 2015, entre las secuelas del “huracán Patricia”, se aprecia un cielo
con nubes densas, parecen cercanas, otras presagian lluvia o baja temperatura¡¡
estamos una vez más en la Bella (como muchos refieren a la ciudad de Toluca),
particularmente en el grupo 2 de ISCEEM.
Este día parece que todos
estamos presentes, no deja de haber incertidumbre en la dinámica que tomará la
clase hoy¡¡, el tema: EL CURRICULUM
MOLDEADO POR LOS PROFESORES, de Gimeno Sacristán.

Hoy la voz del Maestro
Condes parece más tenue que otras ocasiones y comienza por contarnos la anécdota
que ha vivido en el taxi durante su trayecto:
Quien le comentaba que uno
se preocupa por tener cosas y ser alguien más, dice que cuando terminemos de
pensar que debemos ser alguien más en un aspecto como de narcisismo o vanidad,
todo se tornará más feliz, ya que luego la gente se pasa pensando en tener más
cosas y se siente más preocupada, dije: ¡ese señor si leyó a Buda¡¡. El señor
era de Uruapan y se sorprendió que yo conociera esos rumbos.
Le recordé de aquel pasillo
donde había un puesto de tacos enrollados, con salsa y repollo. Es sorprendente
como una persona que maneja un taxi, tenga una sabiduría tan respetable. ¡Que
sabiduría tan sabia¡ pero me dio mucho gusto escucharlo.
El Maestro prosiguió con la
idea de que la mayoría de nosotros conoció la noticia del Huracán, refirió ¿porque
creen que no toco piso?…se concluyó que por el poder de la oración¡¡
De pronto el cuenco tibetano
salió de la mochila colorada y al toque se emitió un sonido agudo que se
espació por todo el salón. El Maestro pidió ponernos cómodos, cerrar los ojos,
mientras tanto escuchábamos el sonido que ocupaba cada rincón de aquel espacio!
Con los ojos cerrados, percibíamos
aquel sonido que se traducía en armonía¡¡, desde luego, una apreciación
personal.
Posterior a ello, debíamos dar
respuestas a la pregunta del Maestro Condés: ¿qué hicieron de la lectura?, a lo
que cada uno mostró y evidenció lo realizado.

Maestro Condés: “Ayer que
preparaba la clase estaba pensando…, me llama la atención como sacan las notas,
yo digo que cada quien hace su mejor esfuerzo. Me preguntaba ¿Cuál es el límite
de su propio esfuerzo?, ¿cuánto tiempo le invierten?, ¿cuánto entusiasmo le
ponen?, ¿cuánta motivación?, ¿cuánto le sacan a la lectura?, ¿cuánto, hablando
de lo critico y del pensamiento, ¿cuánto les significa?. Yo me preguntaba: ¿qué
les significa sentarse hacer la tarea y cuanto se les queda?. Sin duda una
reflexión que cada uno pudo introyectar y responder al mismo tiempo.

Se empezó la actividad,
plasmando lo que cada uno consideraba pertinente, (vale la pena compartir los
cuestionamientos más adelante), el tiempo transcurría a toda prisa, mis cálculos
manifestaban tiempo insuficiente, pero así seguíamos contestando, mientras
tanto, el Maestro recorría algunas sillas que se ubicaban al centro, parecía despejar
el área. Cuando terminó de moverlas, preguntó el número de pregunta que llevábamos,
la mayoría levantó la mano en la numero 9.
Interrumpió la actividad,
solicitando que dejáramos los lápices o lapiceros que utilizábamos, repartió un
globo a cada uno y pidió que lo infláramos, él sugirió el tamaño.
Qué sorpresa más grande¡¡,
qué lección¡¡ qué experiencia¡¡…
La dinámica por demás sensibilizó, la crónica enseguida:
En un circulo de pie, cada compañero tenía su globo inflado, simbolizaba nuestra vida, las indicaciones eran elevar el globo, sin perderlo de vista, ¡es nuestra vida¡ de pronto sube, otras veces cae.
Parece felicidad, jugar con el globo, luego en parejas, y el globo seguía en movimiento, de tres es mas difícil, pero sigue pareciendo divertido.
Stop¡¡¡, bueno ... alto¡ dijo el Maestro. Tomen cada uno su lugar al rededor del círculo humano.
Luego, la indicación fue dejar el globo en el piso, porque la consigna siguiente era, uno por uno, levantar el globo y como si fuera nuestra vida, encomendarla a alguien.
Debo reconocer que la sensibilidad y las emociones se conjugaron, dejó de parecer juego, cuando nos dirigimos a nuestros compañeros para entregar nuestro globo y justificar porqué le hacíamos entrega de nuestra vida.
Te encomiendo mi vida... porque..... solo tu me entiendes, solo tu puedes cuidarla como si fuera yo, porque te admiro, porque te aprecio, porque me inspiras, por tu entusiasmo, por que me generas confianza, porque eres bien ch$%&%$, porque eres como Napoleón¡¡ (Conquistador), etc, etc etc.
Frases tan importantes que tocaron fibras, que atravesaron el alma, pero que también generaron compromisos individuales de seguir siendo... humanos¡¡
Haber recibido de manera simbólica una vida y haber dado la nuestra, fue un ejercicio de humildad, pero también de amor.
Por hoy, las bendiciones se hicieron manifiestas a través de cada mirada, de cada abrazo recibido, de cada palabra interiorizada.
Sin duda el curriculum, es un proceso, un continuo aprendizaje, un camino inacabado y del cual somos parte, en el que hoy nos toca coincidir.

Gracias infinitas a mi Maestro terrenal: Jesús Francisco Condés Infante.
La mochila colorada... desapareció detrás de aquel acceso...
La dinámica por demás sensibilizó, la crónica enseguida:
En un circulo de pie, cada compañero tenía su globo inflado, simbolizaba nuestra vida, las indicaciones eran elevar el globo, sin perderlo de vista, ¡es nuestra vida¡ de pronto sube, otras veces cae.
Parece felicidad, jugar con el globo, luego en parejas, y el globo seguía en movimiento, de tres es mas difícil, pero sigue pareciendo divertido.
Stop¡¡¡, bueno ... alto¡ dijo el Maestro. Tomen cada uno su lugar al rededor del círculo humano.
Luego, la indicación fue dejar el globo en el piso, porque la consigna siguiente era, uno por uno, levantar el globo y como si fuera nuestra vida, encomendarla a alguien.
Debo reconocer que la sensibilidad y las emociones se conjugaron, dejó de parecer juego, cuando nos dirigimos a nuestros compañeros para entregar nuestro globo y justificar porqué le hacíamos entrega de nuestra vida.
Te encomiendo mi vida... porque..... solo tu me entiendes, solo tu puedes cuidarla como si fuera yo, porque te admiro, porque te aprecio, porque me inspiras, por tu entusiasmo, por que me generas confianza, porque eres bien ch$%&%$, porque eres como Napoleón¡¡ (Conquistador), etc, etc etc.
Frases tan importantes que tocaron fibras, que atravesaron el alma, pero que también generaron compromisos individuales de seguir siendo... humanos¡¡
Haber recibido de manera simbólica una vida y haber dado la nuestra, fue un ejercicio de humildad, pero también de amor.
Por hoy, las bendiciones se hicieron manifiestas a través de cada mirada, de cada abrazo recibido, de cada palabra interiorizada.
Sin duda el curriculum, es un proceso, un continuo aprendizaje, un camino inacabado y del cual somos parte, en el que hoy nos toca coincidir.

Gracias infinitas a mi Maestro terrenal: Jesús Francisco Condés Infante.
La mochila colorada... desapareció detrás de aquel acceso...
No hay comentarios:
Publicar un comentario